Los vigilantes que custodian el polvorín del tramo de Zumarraga llevan 2 meses sin cobrar. "No podemos negarnos a trabajar, la Guardia Civil puede obligarnos"
Bizala entró en concurso voluntario de acreedores el pasado 7 de noviembre, dos días después de no pagar la primera nómina a sus 225 trabajadores. "No nos avisaron, nadie nos dijo que las cosas iban mal", lamentan los empleados. Custodian edificios, hacen labores de escolta... pero sus principales clientes son Euskotren y la Unión Temporal de Empresas (UTE) que construye el tramo del TAV que cruza Zumarraga. Allí son trece los vigilantes. Trabajan a turnos las 24 horas del día porque el polvorín no puede perderse de vista. Buena parte de la deuda que asfixia a la empresa, que tiene su sede social en Bilbao, son los pagos pendientes con Hacienda y en estos procesos las obligaciones pendientes con la Administración siempre son las primeras que deben zanjarse. Después, todo lo demás.
Aunque fuera con retraso, el administrador público que se ha puesto al mando del concurso de acreedores contaba con abonar los salarios de los trabajadores teniendo en cuenta la previsión de los ingresos que debía percibir Bizala, pero algunos clientes, entre ellos la UTE ‘Túnel de Zumarraga’, han dejado de pagar al saber que el dinero iba a ir directo a Hacienda y no a los profesionales. Aún así, los vigilantes siguen allí. A pie de obra. A cada uno se le adeudan 2.800 euros y parte de las 270 horas extras que llevan acumuladas en 2014. "La empresa nos pide que vayamos a trabajar, aunque la situación es límite. No es el mejor modo estado para portar armas y vigilar material peligroso", explican los afectados. "Nadie va a hacer una locura –matizan–, pero es imposible estar tan concentrado como requiere una labor así".
Bizala les insiste para que se presenten en Zumarraga cada día porque cualquier fallo de vigilancia en las obras de la ‘Y’ vasca y los explosivos puede acarrear duras sanciones... y la rescisión del contrato firmado hasta 2016, una alternativa que, según ha podido saber este periódico, la UTE está intentando ejecutar para cerrar este capítulo. En medio los trabajadores, a los que el administrador concursal ha prometido una paga de "300 ó 400 euros" la semana que viene. "Ese dinero es una limosna", lamenta un vigilante. "Si no fuera porque hay compañeros que están pasando hasta hambre yo la rechazaría. Es inaudito que algo así ocurra en una obra pública en la que se están invirtiendo tantísimos millones y que ni Fomento ni el Gobierno vasco muevan un dedo". Pase lo que pase durante los próximos días, haya pago o no, el proceso concursal seguirá adelante. Según los plazos marcados oficialmente, la operación concluirá a finales de enero con la vuelta a la normalidad o la liquidación de la firma. De momento, el administrador ya ha advertido a los clientes de Bizala que les reclamará los pagos por vía judicial para poder acelerar el reparto.
Compra conjunta
A expensas de los movimientos, los vigilantes del TAV en Zumarraga
hacen encaje de bolillos. "Entre unos cuantos hemos puesto un bote para
hacer una compra para que la familia de otro compañero pueda pasar los
próximos días, pero se acerca Navidad y somos varios los que vamos a
tener que dejar a nuestros niños sin regalos", explica un afectado
mientras trata de pagar un café al periodista. "Solo tengo dos euros",
se justifica. En unas horas debe volver a la obra para hacer su turno.
"Dicen que no hay dinero, pero el administrador nos ha dicho que pidamos
dinero para gasolina y así llegar al tajo. No sé si se creen que somos
tontos...".
COMUNICADO BIZALA
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